Hablar de liderazgo es fácil, pero hablar del verdadero y auténtico liderazgo, es otra cuestión. Los auténticos líderes no se distinguen sólo por su talento (¿innato?) o por su extraordinario dominio emocional y decisorio en situaciones difíciles, sino por su capacidad de inspirar en otros sentimientos positivos que, sin lugar a dudas, contribuyen a acrecentar su pasión, felicidad y entusiasmo.